“El sabor es amargo por no haber ganado”, reconoció el entrenador aurinegro luego del empate sin goles ante Nacional.

“El sabor es muy amargo, sobre todo por el resultado. Simplemente por no ganar. Queríamos ganar este partido y la amargura es por lo último que pasó con Álvarez Martínez”, dijo Mauricio Larriera tras el 0-0 de Peñarol recibiendo a Nacional en el Campeón del Siglo.

“Creo que fue un buen espectáculo, más allá de algún problemita que hubo dentro de la cancha. Soy un privilegiado dirigiendo en este momento a este gigante”, señaló el entrenador luego del empate por la novena fecha del Torneo Clausura en diálogo con VTV.

“Me representa mucho lo que juega el equipo. Cuando no está en su mejor versión me representa con las variantes que hay en ataque. Me quedo amargado por las situaciones que se crearon y no concretamos, sobre todo en el primer tiempo. En el segundo arrancamos como un tren y después nos fuimos apagando”, analizó.

“Mi coterráneo Martín Ligüera hizo cambios para ir a ganarlo y eso en un momento inclinó la balanza para el lado de Nacional”, reconoció Larriera, quien cree que el resultado del clásico “fue negocio para los que vienen persiguiendo” a su equipo en la tabla del Clausura porque “en Peñarol, empatar o perder, muchas veces es lo mismo”.

“En los clásicos no hay favoritos. Se habló de que Nacional venía muy mal y es una gran mentira. Yo como entrenador, observándolo, veía que erraba goles pero llegando con mucha gente al área, juego directo y circuitos que tratamos de neutralizar. No venía tan mal. Yo nunca me como esas pastillas”, dijo al ser consultado por su rival.

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