El químico explica algunos de los resultados obtenidos por la CARU en las muestras del río Uruguay.

Al hacer un plan para el tratamiento ambiental de un ecosistema lo principal que se debe hacer es un diagnóstico de la situación inicial del problema, tanto en lo sinóptico (estudio del nivel de contaminantes en ese punto de partida en diferentes zonas del medio estudiado) y uno dinámico que establezca las causas y orígenes de los mismos para poder actuar sobre ellas.

Porque es importante entender que ante un incumplimiento de requisitos ambientales (1)  se pueden (y deben) tomar dos tipos de acciones que no por llamarse parecido deben confundirse: correcciones y acciones correctivas. Las primeras implican atender el problema en el momento y las segundas a identificar las causas del mismo y evitarlo a futuro. A mediano y muchas veces a corto plazo las segundas suelen ser más costo/efectivas.

Esta nota es un análisis parcial y explicado del excelente informe de la CARU (2)  (la comisión argentino-uruguaya que administra el río Uruguay) que detalla los primeros seis meses del plan de monitoreo del río, lo que implica un estudio completo de agua (mensual) y sedimento (semestral en este caso por lo que solo se informa un muestreo único) y en 179 puntos de toma de muestra desde Montecaseros-Bella Unión hasta La Concordia tomando ambas márgenes y el centro del río (3) y las dos ramas en Nuevo Berlín.

El estudio incluye 179 variables analizadas (4), lo que es bastante para un monitoreo, especialmente porque incluye una fundamental que se asocia a estados muy variables de un río y que es el caudal del mismo. Veremos por qué.

Es importante destacar que 13 parámetros dieron por encima de los estándares de calidad (5), algunos con baja frecuencia como SAAM, plomo, manganeso y clordano y sin diferencias significativas en el período de muestreo.
Otros como hierro, aceites y grasas y sustancias fenólicas totales, exceden sistemáticamente. El hierro, por ejemplo, incumple en todas las muestras realizadas (6).

El caudal de un río se determina en forma mayoritaria por dos variables fundamentales: los afluentes y el área de captación pluvial, que es lo que se escurre desde las orillas cuando llueve.

En el caso del río Uruguay es enorme, porque trae agua desde Paraguay, Argentina y Brasil (cada una de ellas con sus enormes aportaciones a la causa de contaminar) y una gran superficie de captación pluvial, esto es una gran diferencia con el Río Negro y su menor capacidad de transporte. El año pasado se dio un gran aumento de flujo en el Río Uruguay y todos los contaminantes (cianobacterias especialmente, que oficiaron de centinelas porque eran visibles – y sufribles – a simple vista) fueron a parar hasta el océano Atlántico, atravesando entera la zona estuarina.

En ese sentido, una de las pruebas, la de los sedimentos, va a aportar datos interesantes pese a su frecuencia semestral, porque a más caudal, más turbulencia y por eso más sedimento en suspensión en el agua. Veremos como afecta eso por ejemplo el parámetro denominado SAAM.

El significado es “sustancias activas al azul de metileno”, que es un colorante sensible a la materia orgánica en la muestra. Es un ensayo rápido barato y muy inespecífico. Si el color azul desaparece, es indicativo de materia orgánica, probables microorganismos y productos en descomposición (en esencial plantas y peces muertos y en descomposición) que si el flujo es turbulento no están depositadas en el fondo sino distribuidas. Solo es determinante si da negativo (ausencia de sustancias activas) y si da positivo no necesariamente son malas noticias, pero como dijimos, es rápido, fácil y barato, se puede hacer en el sitio de muestreo y dio muy baja frecuencia de datos malos.

Más específico es el análisis microbiológico, así como la demanda bioquímica de oxígeno (7)  del agua (obligatorio hacerlo en el momento de la muestra, pero se realiza en modalidad 5 días) que indica cómo la muestra varía el intercambio de gases, mantenida a 20C.

El análisis microbiológico (coliformes, E coli y otros) dio variable, pero con una clara tendencia del tramo medio a tener los peores valores, resaltando el Sitio Liebig que dio 7000 UFC/100 mL de E. coli en la muestra de octubre, cuando el límite es 126 y hubo muestras que dieron ausencia técnica (<10 UFC/100 mL).

En cuanto a otro de los parámetros, y asociado al anterior, aceites y grasas dieron también altos en algunas muestras, pero ahí hay causas conocidas como las plantas de tratamientos de agua servida, establecimientos feed lot y tambos que no tienen tratamiento de efluentes porque – a diferencia de la cuenca del Santa Lucía – no es obligatorio.

Otro de los parámetros, el de las sustancias fenólicas, es más curioso, porque no hay industrias petroquímicas, aunque sí pueden ser generados por las plantas pasteras como subproducto y, más complicado por las de procesamiento de agua potable, ya que un floculante secundario incluye polímeros que los contienen. En teoría eso lo haría pasar al limo obtenido, pero como el limo sí lo deben tratar, pasan al agua de lavado que va al río sin procesar. Sin que sorprenda, el peor valor (por mucho) fue en Puerto Yerua del lado argentino, en setiembre.

Como vemos es un punto de partida necesario, y apenas apuntamos comentarios de algunos de los 179 parámetros estudiados, pero sería interesante saber que se va a hacer a continuación por ejemplo con la obligatoriedad de tratar los efluentes cloacales y de los establecimientos feedlot y similares, pero siempre sabiendo que dependemos mucho de las acciones de grandes criminales ecológicos como Bolsonaro y el kirchnerismo.

Q.F. Bernardo Borkenztain
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Twitter @berbork

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