Esta vez es por siete delitos de estafa contra clientes del Banco República

 

Cristian Alexander Martin Ferreira tiene 25 años y un extenso prontuario como estafador. Es uno de los cerebros de la estafa al Fonasa y comenzó realizando maniobras fraudulentas contra bancos de la plaza local cuando apenas tenía 15 años.

Es un mentiroso compulsivo y un genio para el uso de sistemas informáticos, segùn la Policía y la justicia.

En febrero, cuando volvió a ser remitido a prisión, logró extender su detención por 24 horas antes de ser imputado, simulando ante los fiscales que se había tragado una hoja de afeitar. Tuvo que ser derivado a un centro asistencial y regresar al otro día para su formalización.

En su adolescencia se dedicó a estudiar el sistema financiero y sus vulnerabilidades y generó un basto conocimiento que le permitió consolidar decenas de estafas en perjuicio de clientes de bancos.

Como menor cuenta con varias anotaciones. Como mayor esta es la sexta vez que es remitido a la cárcel con apenas 25 años y fue indagado por la Policía en 18 oportunidades.

El joven delincuente no culminó el ciclo básico y pertenece a un estrato social de clase media y media baja.

En su casa de Paso Carrasco, durante la investigación por la estafa al Fonasa, los efectivos policiales incautaron más de 30.000 cédulas falsas de usuarios del Fondo Nacional de Salud y documentos de empresas fantasmas.

Entra a la cárcel y vuelve a salir para volver a pergeñar nuevas estafas. Así ha sido su vida desde los 15 años. Por la megaestafa al Fonasa se quedó con cientos de miles de pesos hasta ser descubierto.

Hace dos meses atrás, Cristian Martin fue enviado por última vez a prisión. En este caso, imputado de siete delitos de estafa contra clientes del Banco República aunque se estima que podrían ascender a 15 las maniobras realizadas.

El joven accedía a las cuentas bancarias de los usuarios y con el PIN generaba transferencias de miles y miles de pesos a la cuenta de su hermana en otro banco de plaza.

También lograba acceder a préstamos solicitados por terceros y giraba ese dinero a la cuenta de su hermana.

El imputado ahora está en el módulo 8 del Comcar, donde son remitidos los presos que están con prisión preventiva a la espera del juicio.

En las últimas horas, Martin logró enviar una carta de su puño y letra a la jueza de su caso solicitando tener prisión domiciliaria, aunque sin acceso a internet.

Dice que están recluidos 24 horas, que los presos le cobran “peajes” y que a veces deben pasar el día entero sin agua ni comida.

La jueza le negó el pedido porque dada sus habilidades informáticas podría entorpecer la investigación.

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