“En Uruguay, si mirás para abajo, podés encontrar muchas especies que llaman la atención”, dijo Alejandro Sequeira, autor junto a Gustavo Casás de una muestra de fauna imperdible.

Mariposas que imitan a los picaflores, arañas que se mimetizan con cierto tipo de hormigas, plantas carnívoras que atrapan insectos con una pequeña perla de líquido pegajoso, un “dragón azul” que come medusas venenosas en el mar y usa sus toxinas como armamento propio.

Parecen salidos de algún bestiario muy imaginativo, pero estos animales asombrosos son parte de la fauna uruguaya, aunque suelan pasar inadvertidos para la mayoría. Como en tantas cosas, solo se trata de saber dónde observar. Eso es precisamente lo que hicieron Alejandro Sequeira y Gustavo Casás, los autores de la exposición Naturaleza Extravagante, que podrá verse hasta el 30 de julio en la fotogalería del Prado.

“Es como cuando caminás por el centro, mirás para arriba y descubrís las cúpulas y otras bellezas arquitectónicas que no habías visto. En Uruguay, si mirás para abajo, encontrás muchas especies de animales y hongos que llaman mucho la atención”, contó Sequeira a Montevideo Portal.

Formado en Ciencias Biológicas, con experiencia en la divulgación como periodista y autor de la premiada Guía de hongos en el Uruguay, Alejandro recoge en esta exposición parte de su trabajo fotográfico de los últimos cinco años. Su compañero, Gustavo Casás, es un experimentado fotógrafo de naturaleza que también estudia Ciencias Biológicas y se especializa en impacto ambiental. Juntos recogen en esta muestra de 80 imágenes un patrimonio sorprendente y poco visto en el país, que se convertirá también en un libro homónimo.

“Hablamos siempre de patrimonio histórico o cultural, y a veces es más difícil recordar el patrimonio biológico”, reflexionó Sequeira. En este caso, además, el intento fue registrar un patrimonio de fauna que se aleja de las especies más carismáticas y conocidas, que saca a la superficie algunos tesoros de biodiversidad poco apreciados, los “seres curiosos” que habitan las tierras y aguas del Uruguay.

El arte del disfraz

Personajes frecuentes en estas fotografías son las especies que tienen el recurso del camuflaje para sobrevivir y defenderse de los depredadores. El mimetismo y el aposematismo (que consiste en distraer la atención de predadores -o advertirlos- mediante señales y colores llamativos) son “algunos de los procesos más fascinantes de la naturaleza”, apunta el fotógrafo.

En la muestra hay también muchos artrópodos y hongos, de los que hay una gran diversidad en el país. “Los insectos son uno de grupos más biodiversos de los animales en el planeta. Los hongos son el segundo más diverso. En Uruguay hay muchas posibilidades de encontrar un hongo que sea una especie nueva, lo que genera un entusiasmo parecido al de los primeros naturalistas”, explicó Alejandro.

A Alejandro le fascina especialmente una babosa de mar llamada “dragón azul” (Glaucus atlanticus), que viaja por las aguas del mundo y aparece en la costa como una pequeña bolita azul, que en el agua se despliega y adquiere el aspecto mitológico que le da nombre. Come medusas venenosas, especialmente la fragata portuguesa, con la que hace algo asombroso: lleva las toxinas a través de su cuerpo hasta unos apéndices y las reutiliza como arma propia. “Es como si un buque asaltara a otro y tomara su armamento”, ilustró Alejandro.

Su tarea, a veces, requería de paciencia y de resistencia física. Por ejemplo, cuando tuvo que fotografiar al velocísimo escarabajo tigre de la arena (Cylindera nívea) que solo se queda quieto durante fracciones de segundos. “Perseguirlo con la cámara a rayo del sol en Valizas fue un desafío. Esa foto uno la ve como normal, pero implicó unas dos horas al sol intentando que se quedara más o menos quieto un instante”, contó.

“El conocimiento acerca a la admiración, la curiosidad a la observación, y la observación a la conservación. Cuando valorás lo que te rodea hay una intención de no perderlo”, concluyó Sequeira. Hasta el 30 de julio se podrá compartir su entusiasmo al pasear por el Prado. Como muestra, les dejamos una media docena de imágenes, de las 80 que componen la exposición.

Babosa de mar azul. Cuando la flota azul llega a la costa, desembarcan una serie de animales increíblemente llamativos. Expulsados por el viento y las corrientes pueden encontrarse, a veces por cientos, entre la resaca.

 

Velela. Si bien cada velela aparenta ser un individuo, lejos están de serlo. Al igual que la fisalia, Velella velella es una colonia de hidrozoarios altamente especializada. La característica «vela» de estos organismos se proyecta desde un flotador

 

Poronia. Parecen clavos, pero son hongos. En tiempo húmedo, este poronia fructifica en bosta de caballo en gran número como si el estiércol hubiera sido víctima de un carpintero desenfrenado dispuesto a clavar la bosta al suelo.

 

Mantispa. ¿Una avispa con forma de mantis o viceversa? Ninguna de las dos. El insecto de la fotografía pertenece al orden Neuroptera, grupo taxonómico diferente al de las avispas (Orden Hymenoptera) y al de los maboretás o tatadios (Orden Mantodea).

 

Panambí morotí. Con frecuencia en montes de coronilla se observan unos curiosos racimos rojos que penden de las ramas. Están formados por un grupo de orugas gregarias de Panambí morotí, una de las mariposas más grandes y llamativas del país.

 

Araña boleadora. Las arañas boleadora tienen un aspecto muy semejante al excremento de ciertas aves. Esto les permite pasar desapercibidas por su depredadores durante el día, cuando permanecen en reposo sobre las hojas.

 

 

Naturaleza extravagante
Desde el 16/06/2018 hasta el 30/07/2018 en Fotogalería Prado
Pasaje Clara Silva esquina Av. Delmira Agustini (próximo a la Rosaleda)
1950 7960
Autores: Alejandro Sequeira y Gustavo Casás

Martín Otheguy/[email protected]

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