A fines de 1939, durante la Segunda Guerra Mundial, se produjo frente a las costas uruguayas de Punta del Este un combate entre los cruceros ingleses Ajax, Exeter y Achilles, y el acorazado alemán Graf Spee.

Este último resultó seriamente averiado y su capitán pidió permiso al gobierno uruguayo para entrar al puerto de Montevideo con el objetivo de reacondicionarlo.

Nuestro país se había declarado neutral en ese grave conflicto mundial y por ese motivo dio un plazo de 72 horas para que se solucionaran los problemas del acorazado. Vencido ese plazo, y agotadas las negociaciones para conseguir una prórroga, el Graf Spee abandonó Montevideo y poco después se encontró con sus perseguidores.

Antes de que se iniciara un nuevo combate, el comandante del navío alemán ordenó el abandono del buque y se encargó posteriormente de volarlo a pocas millas de la costa. La explosión que se produjo hizo estremecer los edificios cercanos. Miles de curiosos presenciaron la voladura de la nave desde la costa y las azoteas.

Los tripulantes fueron trasladados a Buenos Aires por el buque mercante Tacoma.

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