Muy crítica con el Frente Amplio que acompañó desde su nacimiento, con La Alternativa busca seducir frentistas desencantados.

Por César Bianchi

@Chechobianchi

Fotos: Juan Manuel López

 

            Esta mujer de edad indescifrable (e inconfesable) tiene las cosas claras. Y esa certidumbre no implica no haber cambiado nunca de opinión o de ideología, porque vaya si ha mutado: anarquista de niña, a influjo paterno, comunista en su adolescencia por convicción, militante comprometida, exiliada en Cuba y la Unión Soviética conoció de cerca las bondades del marxismo y vio a los ojos su peor cara. Con la caída del Muro (y con esa imagen, la estrepitosa caída del socialismo real), abandonó el PCU en aquella sangría significativa. Hoy, Selva Andreoli -ex docente, bioquímica y directora del Grupo Perfil de comunicación-, quien militó en las entrañas Frente Amplio desde su día 1 en febrero del 71, es una ferviente crítica de aquello en lo que se ha convertido -según ella- aquel frente de masas tan idealista. Se convirtieron, dice, en promotor de todo lo que decían combatir: el acomodo, el clientelismo político, la corrupción.

            Dirigente de la agrupación Navegantes, con su pareja, el publicista Esteban Valenti, acompaña el surgimiento de La Alternativa -“un frente amplio incipiente”-, el novel sector encabezado por Pablo Mieres y que también suma al ex colorado Fernando Amado. Desde allí quiere pelear el partido para ser el fiel de la balanza en el Parlamento. En una extensa charla, en su oficina de la Ciudad Vieja, Andreoli habló de sus sueños, de política, de ideología, de Sendic, del Frente Amplio que fue y el que ahora es, y de lo que se viene.

-¿Qué quería ser cuando era niña?

-Cuando era niña quería ser bailarina de ballet, porque hice ballet hasta los 11 años. Ahí me dijeron que tenía que presentarme al Sodre y mi padre, que era anarco empedernido, consideraba que ese ambiente no era para mí y frenó ese impulso. Pero tenía condiciones, estudié con la rusa Gala Chabelska, que fue primera bailarina del Sodre. Y después de ahí pasé a estudiar con Paula Yarmalovich, que era yugoslava, y ella le dijo a mi madre y mi abuelo que yo tenía que presentarme en el cuerpo de baile. Ese fue mi primer gran sueño. Mi segundo gran sueño, cuando ya empecé a estudiar, era ser científica, sobre todo en la investigación del cáncer.  Hice magisterio pero después preparatorio de medicina y cuando me tuve que ir al exilio, seguí con bioquímica.

-¿Y cómo se despertó su interés por la política?

“El gran quiebre con el Frente es el problema con la corrupción y el apañamiento de corrupción y de clientelismo político que ocurrió cuando el Frente tomó el gobierno. Algo que nunca lo hubieran pensado quiénes en los 60 y 70 arriesgaron su vida”

-Yo era hija de un anarquista de pura cepa. En mi casa leíamos a Bakunin, Kropotkin y sobre todo a Rafael Barrett. En casa, en la cena, traíamos libros, hacíamos lecturas y después comentábamos. Para que tengas una idea, ya desde chiquita, yo en la escuela era antivacunas. En quinto año le fundamenté a Hugo Rodríguez, el famoso maestro, por qué no me iba a vacunar esgrimiendo los argumentos de Barrett. En mi casa se habló siempre de política. Fui delegada de clase en el liceo del Cerro y ahí empecé a militar. No en un partido, hasta el magisterio me autodenominaba anarquista. Después me afilié al Partido Comunista.

-¿Militó contra la dictadura clandestina? ¿Resultó detenida en algún momento?
-Milité contra la dictadura y estuve clandestina. Estuve presa, pero no durante la dictadura sino antes. Estuve presa 10 días en la escuela de enfermería Carlos Nery cuando las manifestaciones por la autonomía universitaria. En aquel momento se llevaba a muchos estudiantes presos. Primero me llevaron a Cárcel Central y después a la Carlos Nery en el año 68. Salí de ahí me terminé afiliando a la Juventud Comunista, pero hasta ese momento era “vínculo”. Cuando eras un vínculo, te trataban de captar para que fueras afiliada, te trataban con una gran deferencia. Mi experiencia en la Juventud Comunista fue interesante, porque me obligó a trabajar más en equipo, yo era muy individualista, capaz que porque mi padre me dijo: “Usted tiene que hacer de todo en la vida, y nunca se deje dominar”.  Cuando la dictadura yo era maestra de sexto de la escuela del Cerro, me echan en el 76 y ahí partí al exilio. Primero me pasaron a segundo porque me dijeron que lo que yo enseñaba era nocivo para los niños de sexto, que mi ideología qué se yo, y ahí vino el despido. El que era mi esposo en ese momento hacía seis meses que estaba a monte, clandestino. Te hablo de la caída de muchísima gente de la dirección del partido en octubre del 75.

Mi padre, a pesar de ser anarco, ayudó al partido. Era chatarrero y guardaba cosas. Tenía un inmenso local y ahí se guardaron mimeógrafos, se guardaron armas del MLN, y se guardó gente en algún momento. Yo milité clandestinamente sí, lo que hacíamos era imprimir carta, lo hacíamos de madrugada, usábamos el mimeógrafo y luego repartíamos la carta del partido, el PCU. Y ahí me iba a la escuela: daba clase en la escuela de mañana y tenía un jardín de infantes en la tarde. Imaginate con el sueño con el que llegaba al jardín.

-¿Qué la inspiraron a militar por el Frente Amplio en su nacimiento, en 1971?

-Yo digo que fui fundadora porque milité siempre en el Frente Amplio, desde el principio. Era una gurisa. Yo ya era militante de la Juventud Comunista, y por lo tanto, en nuestra concepción era un frente para avanzar en la acumulación de fuerzas y generar un amplio frente de masas, que representara lo más ampliamente posible a los sectores populares. Y en eso se incluía a la CNT, nosotros como estudiantes participábamos en reuniones con ellos, en la época estudiantil, cuando la ocupación del Instituto Magisterial. Lo que me entusiasmó fue crear un frente de masas que permitiera cambiar la sociedad uruguaya, que en aquel momento había un gobierno autoritario cuando el período de las medidas prontas de seguridad.

-Le dijo a El País que se sintió “expulsada” del partido por sus ex compañeros, pero se seguía sintiendo frenteamplista. ¿Cómo es eso? ¿Cómo puede sentirse frenteamplista y no estar en el FA, sino en otro partido?

-Es que yo creo que este Frente Amplio no es el que yo conocí. No lo es desde hace bastante tiempo. No lo es porque ha sido copado por ciertos sectores, se ha perdido el equilibrio que existía y las políticas de consenso de las que tanto hablaba Seregni en su momento, que eran políticas que buscaban representar las más amplia mayoría. Los plenarios están representados por sectores que ni siquiera sacan la mayoría de los votos, salvo el MPP. Quiere decir que si vas a la votación de la población, esos sectores no tienen apoyo. Y sin embargo son los sectores que dirigen políticas importantes del país, sectores que han ido en contra de decisiones del propio presidente. Ese es un tema. Todos reconocen que el Frente es antidemocrático en sus estatutos, sin embargo, nunca han cambiado los estatutos, y han mantenido el status quo por razones de interés. Y porque los que tienen que cambiar el estatuto van a votar en contra, porque son los que están en el plenario, y han terminado vaciando de contenido los comités de base. Esos comités de base hoy pertenecen a estos grupos, en algunos casos florecen antes de las elecciones (porque ahí consiguen tener delegados en las bases) y luego mueren. Ese fenómeno, que ha sido denunciado, no hemos sido capaces de cambiarlo dentro del Frente.

“Cuando muchos nos fuimos, quedó en el PCU gente que antes nunca hubiera llegado al comité central, nunca hubiera quedado al frente del partido… Marina Arismendi, por ejemplo. Ella quedó como secretaria política, creo que por el apellido”

Y el gran quiebre con el Frente es el problema con la corrupción y el apañamiento de corrupción que ocurrió en el Frente durante el gobierno, y de clientelismo político que ocurrió cuando el Frente tomó el gobierno. Algo que nunca lo hubieran pensado quiénes a fines de los 60 y principios de los 70 arriesgaron su vida, algunos murieron, muchos pasaron en la cárcel, otros combatieron en el exilio. Toda esa frustración, esa claudicación en valores y principios, a pesar de haber criticado y denunciado públicamente, al ver que no pasaba nada, hizo que muchos de nosotros nos retiráramos del Frente.

-Pero se sigue sintiendo frenteamplista. ¿En qué?

-En los valores que dieron inicio al FA en el 71. Pero yo creo que los partidos son herramientas, no fines en sí mismos. Hay gente que sí los ve como un fin en sí mismo y aplicó la filosofía del vale todo dentro del Frente Amplio. Eso ha llevado a que, “como todo vale, si quiero hacer negocios sucios, los hago porque si consigo plata es para el partido”. Así algunos viven del partido hace mucho tiempo, ya son funcionarios estables del partido.

-¿Quiénes viven del partido?

-Son muchos. Mirás la estructura del Frente Amplio, ¿y crees que todos los que están trabajan gratis? No, tienen sueldos del partido. Para mí, el partido es un instrumento para los cambios. Cuando ese instrumento para los cambios se desdibuja y se convierte en un fin en sí mismo, ya no tengo nada que hacer ahí. Y de verdad que algunas cosas que rompían los ojos, como lo de Sendic, que en febrero va a hacer tres años, que con las manos levantadas de todos los compañeros fueron convalidadas y se lo apoyó, cuando el argumento era la unidad -una unidad mal entendida, en mi opinión, porque cuando hay una manzana podrida en un cajón hay que sacarla porque si no pudre al resto-… y bueno, hoy por hoy tenés una cantidad de personas que están en las estructuras de gobierno y no tienen conductas integras y honestas. Y así como eso, también tenés una cantidad de compañeros frenteamplistas que admiro y valoro que han trabajado muy bien, y tienen conductas honestas. Pero no son los que tienen el timón en sus manos en este momento.

-¿También se siente comunista aunque ya no integre el PCU?

-Todos los partidos tienen ideales. El Partido Comunista también los tuvo. Millones de personas abrazaron el comunismo en su momento. Me queda el método marxista de análisis -hoy por hoy Marx es estudiado hasta en las universidades de Estados Unidos, me queda el método dialéctico de análisis de la realidad, me queda la solidaridad, la preocupación por los más débiles. Lo que no me queda es la dictadura del proletariado. Nosotros ya nos fuimos en el año 90, no es que nos fuimos del PCU recién. Ya antes de la caída del Muro de Berlín (NdeR: el 9 de noviembre de 1989) se había empezado a dar la discusión sobre la dictadura del proletariado y la apertura hacia un socialismo democrático. Había empezado una discusión profunda en el interior del partido, y de alguna manera eso dividió al partido en dos, y nos fuimos muchísimos… Quedó en el partido gente que antes nunca hubiera llegado al comité central, nunca hubiera quedado al frente del partido…

-¿Lo dice por Marina Arismendi?

-Por ejemplo. Nunca fue miembro del comité central, sin embargo quedó como secretaria política, yo creo que por el apellido.

-Vivió siete años en Cuba, en el barrio Veracruz de La Habana. ¿Vivió en la pobreza?

-Viví en muchos barrios. Viví en Alamar, donde compartíamos apartamentos con otras familias de exiliados. Ahí mandaban a los recién llegados, en un cuarto estábamos yo, mi hijo y mi esposo, en otro cuarto dormía otra familia. En Cuba me acostumbré a que había cosas que no eran tan necesarias para vivir, que había que vivir con lo mínimo y tampoco te morías por eso. Vivir con lo mínimo es no tener pan ni galletas para irte a la universidad a las 6 de la mañana, y como todo estaba racionado, las cosas te duraban poco tiempo. Después comías arroz blanco. Lo que sí había sin tope era huevos. Yo sabía que era un proteína de altísima calidad. ¡La cantidad de huevos que comí!  Cada 21 días te daban 700 gramos de carne. Había cosas que no conseguías, como shampoo. Como las colas eran muy largas, nos turnábamos para hacer cola. Después me fui a Veracruz, y ahí no tenía ni gas (era una cocinilla a cargar con querosén, y tenías que usar alcohol para calentar, como si fuera un primus), el problema es que dos por tres no había ni querosén ni alcohol. Y en esa época, durante casi cuatro años había una pipa -así le decían al camión- que iba hasta el fondo, pero mi edificio nunca tenía agua, en los edificios del alrededor sí. Esa pipa con agua venía dos veces por semana, yo estaba estudiando pero dejaba un latón grande y varias ollas y la vecina me cargaba. Durante cuatro años me bañé con un jarrito y tomaba el agua hervida.

-Y luego, residió otros seis años en la URSS, a donde fue a estudiar en la Escuela del Partido Comunista de la Unión Soviética. ¿La decepcionó el comunismo?

-Me decepcionó, pero también te puedo asegurar que lo que Fidel (Castro) decía que era el hombre nuevo, parte de ese hombre nuevo sí se gestó. Hay gente en Cuba que es gente maravillosa y que te da lo que no tiene, que no es lo mismo que compartir lo que te sobra. Eso lo viví en Cuba, la solidaridad la viví. Fidel apostaba al hombre nuevo sin estímulo material, solo por estímulo moral. También viví cuando llegó el estímulo material, cuando se le pagó a la gente por productividad, y vi cómo cambió la actitud de la gente ante el trabajo. Quiero decir que la gente se mueve por estímulos materiales, sin lugar a dudas.

-¿Qué opinión tiene de Fidel Castro?

-Fue una persona brillante, con una verba increíble, era el único del que yo me fumaba un discurso de dos horas, porque en el discurso aprendía. La gente lo ponía en la radio porque el tipo tenía un discurso ameno, y explicaba procesos y fenómenos de una manera pedagógica y educativa.

-¿Está reivindicando un gobernante que se mantuvo más de 40 años en el poder?

-No reivindico ninguna persona y ningún partido que se mantenga 40 años en el poder. Lo que te digo es mi conocimiento de Fidel en esa época, cuando mi juventud. Él tendría que haber admitido mucho antes que su decadencia había llegado y se tenía que haber retirado. Obviamente los cubanos lo endiosaban, en aquel momento. Fidel Castro salía a la calle, y la gente lo rodeaba y lo vitoreaba.

“Fijaste hasta dónde va la sanción (a Raúl Sendic), va hasta mayo de 2020, eso deja a las claras que es una operación de claro corte político electoral. Ahora, Sendic tiene doble personalidad: denuncia militantes del FA acomodados y él acomodó gente en Ancap”

-Es bioquímica de la Universidad de La Habana, la misma donde Raúl Sendic estudió Genética. Usted en la Facultad de Ciencias Biológicas, él en la de Medicina, pero en la misma universidad estatal. ¿Le cerraba lo de su licenciatura?

-No, no… nunca me cerró. Yo, para estudiar genética, tenía que terminar los cinco años de la licenciatura en Bioquímica. Bioquímica era una carrera que tenía, a su vez, cuatro subdivisiones: ciencia farmacéutica, microbiología y virología, bioquímica de los alimentos y bioquímica propiamente dicha, más dirigido a la investigación. Recién ahí tú puedes estudiar otras cosas, como genética. Nunca me sonó que Fidel Castro estuviera esperando a un uruguayo que viniera de Paysandú -yo le dí clases a ellos de química, tanto a Ramiro como a él- y que iba a entrar a la facultad de Medicina, para iniciar un equipo de investigación y docencia en genética, porque imaginate que para ser docente e investigador en genética tenés que saber mucho. Si vos no tenés altísimas calificaciones, no podés hacer investigación. Para que eso ocurriera, él tendría que haberse graduado, tendría que haber tenido muy altas calificaciones, él dice que se graduó con “medalla de oro”, nunca escuché eso… Yo tengo exámenes con sobresaliente y tengo el título, luego fui la coordinadora del Foro de Bioquímica en Uruguay cuando acá no existía la carrera.

Lo del título no me cerró cuando vi que compartían lo que él había dicho en Sonríe (de canal 12), donde dijo que era licenciado y se había graduado con medalla de oro… ahí no me cerró nada. Él hasta pensó que era yo quien había hecho conocer lo de que no tenía título, y nada que ver. Ni me interesa. Sí me interesó todo lo que vino después, sus explicaciones… Ahí dije: “Este tipo es un mitómano”. Eso sí me interesa porque si él figuraba como candidato a algo, me interesa saber si dice la verdad o miente. Y si me miente en algo que puede llegar a no tener ninguna importancia para ser vicepresidente, ¿con qué más me estará mintiendo?

-¿Cómo evalúa las decisiones del Plenario del FA de inhabilitar hasta mayo de 2020 a Sendic y Leonardo De León, y expulsar del partido al excanciller Luis Almagro?

-Llega tarde y el daño ya está hecho, pero hay que ver cómo llega. Llega sin discusión, por un acuerdo de cúpulas antes del plenario, pero no hubo un fundamento a favor o en contra de cada moción. Se levantó la mano y punto. Ese es un formato del Frente que destruye la capacidad de análisis crítico. Y tiene razón Richard Read: lo echaron ahora porque es pianta votos (NdeR. Read lo dijo hace una semana en este mismo espacio de entrevistas); porque los mismos compañeros que antes lo abrazaron y lo protegieron, ahora lo corren para un costado porque los afecta en las elecciones. Fijaste hasta dónde va la sanción, eso deja a las claras que es una operación de claro corte político electoral. Ahora, Sendic tiene doble personalidad, porque ahora dice que todos los militantes del FA son rentados y acomodaron a todos en cargos del Estado, y que este gobierno hizo la plancha y no cumplió con lo prometido… ¡Pero él -que también rentó a sus militantes en la campaña electoral anterior- estuvo dos años en el gobierno! No puede hacerse el desentendido. Y él acomodó gente de su confianza en todas las subsidiarias de Ancap, empezando por Alur.

Y lo de Almagro me parece increíble, porque Almagro ya no estaba en el FA. Tuvieron el cuidado de no hablar de la abogada trucha ésta del Partido Comunista, la transexual trucha (se refiere a Michelle Suárez) que hizo varias cosas mal y dijeron: “No consideramos el caso porque ya no pertenece al FA”, pero Almagro tampoco ya pertenecía al Frente y lo expulsaron por sus opiniones sobre el gobierno de Venezuela. Está claro que fue un mandado que pidió Venezuela, un mandado y una reverencia a la bandera venezolana…

-¿Cree que la izquierda uruguaya condena como debería el régimen cubano o sigue siendo una piedra en el zapato?

-Es una obligación analizar el proceso y criticarlo. No todos los izquierdistas lo hacen, es cierto. Lo que pasa que Cuba fue una especie de faro que cuando yo era joven, en mi época de juventud. Fue una revolución romántica e idealista y enamoró a todos. En algunos momentos de tu vida tú tenés ideales y expectativas sobre procesos que ocurren en el mundo. Luego pasa el tiempo y esas expectativas se quiebran. En este momento, a diferencia de Venezuela y Nicaragua -que yo considero son dictaduras legales, porque a Maduro y Ortega los votaron-, Cuba es un proceso que tiene raíces históricas de partido único, que no empieza con el Partido Comunista sino que empiezan con José Martí, que reivindicaba el partido único… Muchas cosas que hacen los cubanos hay que valorarlas: la solidaridad, por ejemplo, los cubanos que fueron a ayudar en desastres internacionales y estuvieron hasta el último momento ayudando en África o médicos cubanos por el mundo, y esos médicos se formaron en la revolución. No es lo mismo que en Nicaragua o Venezuela, donde hay dictaduras legales, pero dictaduras al fin.

-Bueno, al dirigente izquierdista también le cuesta criticar el gobierno chavista de Venezuela…

-Dijiste bien: al dirigente. No creo que a la gente común y corriente de izquierda le cueste criticar a Maduro. Al dirigente del Frente Amplio le cuesta porque hay compromisos contraídos con Venezuela, y si Maduro cae mañana, se van a destapar muchas cosas acá que los involucrados no van a querer que se sepan…Hace un par de años hubo una filtración de un mail que demostraba una relación algo espuria entre Raúl Sendic y un alto dirigente del gobierno venezolano, y eso salió en un portal secundario, trascendió. Fue como un sobreaviso. Como lo que se dice ahora: “Attenti, que yo puedo hablar y si caigo yo, caerán otros”.

-Usted ha dicho que muchos en el FA les han dado la espalda, a usted y a su esposo. ¿Quiénes la han decepcionado más?

-Muchos compañeros que trabajaron con nosotros codo a codo y que después, cuando agarraron ciertos cargos, se olvidaron de esa relación, pasaron a una relación prescindente, justamente porque éramos críticos, y porque el status quo obliga a que te distancies de los que tienen una actitud crítica. Prefiero no dar nombres, pero algunos son de altísimo nivel.

-¿Lo dice por Danilo Astori?

-Astori fue el caso más obvio. Fue quien dos días antes estaba hablando en mi casa con (Esteban Valenti) como si fuera el amigo del alma y cuando salió lo de Búsqueda -que en una reunión de la dirección de Asamblea Uruguay, cuando alguien preguntó por qué Valenti era tan crítico con el gobierno, Astori contestó: “Esteban Valenti no nos representa”-, él salió a declarar: “Efectivamente, Valenti no me representa”. Esteban no formaba parte de Asamblea Uruguay, yo nunca voté a Asamblea Uruguay, ni siquiera cuando hicimos la campaña. Fui votante de la 738, ahora no lo soy más, obviamente.

-Valenti tenía gran amistad con Astori, con quien trabajó de cara a las internas de 2009. ¿Cómo vio de cerca esa ruptura entre Valenti y Astori?

-Con mucho dolor. Y le escribí, incluso, a Astori diciéndole de la decepción que me había generado. Me contestó que la amistad se mantenía, pero, ¿tú crees que la amistad se puede mantener, cuando rompés con una persona públicamente de la manera en que lo hizo Astori, a través de la prensa? Después de haber estado codo con codo y sabiendo lo que aportó Esteban  en horas de trabajo, en cabeza política, en la estrategia de llevar adelante a Astori cuando Astori estuvo enfermo cuando competía contra Mujica por la candidatura del Frente Amplio para las elecciones de 2009.

-Ha dicho que el FA está haciendo todo lo que criticaba de los partidos tradicionales. ¿A qué se refiere?

-Primero, a los acomodos políticos y al clientelismo. O sea, a poner personas no idóneas para un cargo, eso lo podés ver en muchos ministerios. Segundo, en apañar la turbiedad y la falta de transparencia y de ética en la política, en el desempeño de la función pública. Y eso también ha sido ampliamente denunciado. No es solamente por el tema de Ancap, hay muchos otros casos de personas que han hecho abuso de su función pública. Uno de ellos, que todavía está de senador y le pagamos todos el sueldo es (Leonardo) De León. Y los argumentos que ha dado la Fiscalía para archivar el caso son lamentables. El fiscal (Luis Pacheco) hace una lista de varias cosas mal hechas que hablan de abuso de la función pública y de falta de transparencia. Ese fiscal, que archivó el caso, a mí no me merece ninguna confianza. Como tampoco me merece confianza que confirme el procesamiento a Sendic, pero que no lo inhabilite para la función pública. Me suena a componenda.

-¿Cree que hay connivencia entre Fiscalía y el oficialismo?

-¿Tú crees que la Justicia nuestra es tan cristalina y prístina como todos decimos? ¿Tú no crees que son seres humanos que están sujetos a presiones? En un momento hubo una jueza que renunció a seguir con el caso, ¿verdad?

-Las presiones pueden existir. Después, queda en el fiscal si se deja presionar o no…

-Exacto, tú lo dijiste. Va en el fiscal.

-Entiendo… ¿Qué es La Alternativa, Andreoli? 

-La Alternativa es un frente amplio incipiente, que está conformado por grupos de diferente extracción, algunos vienen del Partido Colorado, hay gente que viene del Partido Nacional (del Partido Independiente y del Frente Amplio), que pretende devolverle a la gente la credibilidad y la confianza en la política. Y como el nombre lo dice, pretende ser una alternativa a blancos, colorados y frenteamplistas. Una de la cosas que está implícita es la ruptura del bipartidismo. Antes teníamos el bipartidismo blanquicolorado, después tuvimos el bipartidismo FA-blancos, y yo creo que los bipartidismos le hacen mal al país y las mayorías aplastantes también. Las mayorías que ha tenido el Frente no han sido buenas para el ejercicio del poder, han llevado a una serie de soberbia y arrogancia en el uso del poder, han llevado a legislar mal, producto de que existen esas mayorías. Piensan: “Si tenemos mayoría, barremos con todo, no nos importan las políticas de Estado”.

-¿Y qué persiguen con este nuevo bloque? ¿Tener una mejor representación parlamentaria?

-Lo primero no es tener una buena representación parlamentaria. Es jugar el partido. El partido que se juega es el partido del poder, es llegar al gobierno.

-¿Se imagina a Mieres presidente, entonces?

-Me imagino disputar, no sé cómo nos irá. Y si no disputamos en ese escalón, sí generar una voz diferente a nivel de la legislatura, que por lo menos, nos permita (desarrollar) una sensibilidad distinta sobre los temas. Ahora estamos preparando un código de ética, que creemos va a reforzar nuestro compromiso con la ética y la honestidad política. Y también tener una propuesta que garantice lo que queremos todos: que la gente viva mejor. No creemos que hoy la gente esté contenta con lo que está viviendo. Hay muchísimo desencanto, no sólo en cómo vive, sino con la política y los políticos. En las encuestas lo vemos.

-¿Se ve compañera de fórmula de Mieres? 

-Me veo aportando desde el lugar que más pueda aportar. Eso se ha conversado, está propuesto, pero todavía no está decidido. Asumiría ese cargo con entusiasmo. Yo soy ejecutiva, me veo haciendo cosas bien ejecutivas en el Parlamento. Por ejemplo, corrigiendo los gastos exuberantes que tiene el Poder Legislativo en su funcionamiento.

-En esa entrevista con Pablo Fernández de El País le dijo que votó a la fórmula Vázquez-Sendic en las pasadas elecciones, aunque “algo sabía” de las irregularidades de Sendic. ¿Qué sabía?

-Sabía, por ejemplo, que había un gasto desmesurado en la órbita de las empresas públicas, que estaba controlado por la OPP, y que había dos cajas. La OPP era toda mujiquista. El propio Mujica salió a decir que todo esos gastos no pasaban por Economía, y que las inversiones había que hacerlas. ¿Y cuál fue el organismo que mayor problemas le ocasionó al país? Ancap, y las empresas subsidiarias. Yo llegué a contar 16 empresas hijas, sobrinas y nietas, empresas que se habían generado bajo el paraguas de Ancap. Yo creo que hubo gente que se creyó de verdad que éramos un país petrolero, rico, y que además podían ser los yupis contemporáneos. Y que se podían comprar un avión y usarlo como taxi para viajar -eso me consta, lo sabía-, porque había gente amiga que me lo contaba: había un problema en Bella Unión, se tomaban un avión y allá iban, por dos horas. Somos un país pobre, no somos un país petrolero. Ese estilo de gerenciar el gobierno era de película.

-¿Y por qué si sabía esas cosas los votó igual, a la fórmula Vázquez-Sendic?

-Yo voté al Frente Amplio. Sendic venía en el paquete, porque así es nuestro sistema electoral. Yo voté a Vázquez, creyendo además que iba a poner orden al desorden que se había generado en el gobierno de Mujica. Y eso no se hizo.

-Suele hablar en plural refiriéndose a usted y su pareja. Incluso ahora ambos están integrando La Alternativa. ¿Qué la distingue ideológicamente de Valenti? ¿Tiene matices con él cuando discuten de política o no discuten?

-Tenemos matices de intensidad. A veces en las críticas. Yo soy, quizás, más crédula en la bondad de la gente, quizás por ingenuidad. Hay gente a la que yo aprecio y admiro que Esteban no aprecia ni admira. Y como mujer también tengo una actitud o sensibilidad distinta frente a ciertos temas. En temas de educación -quizás porque soy maestra y en Cuba trabajé como profesora-, en tema de salud también.

-¿Se considera feminista?

-Me considero feminista en el sentido de reivindicar derechos para la mujer. No me considero feminista en el sentido de creer que es una lucha contra el hombre. Me identifico con lo que dice Rita Segato (NdeR: antropóloga y feminista argentina), que trabaja sobre el concepto de feminismo desde el sentido a actuar no “en contra de” sino “con”. Hay gente que es feminista y está en contra del hombre y su machismo, y creo que es tan dañino el feminismo concebido así como el machismo.

-¿Por qué no dice la edad?

-Soy coqueta. Pero como me dice uno de mis nietos: “Algún día vamos a saberla”. Hay un condicionamiento social sobre la edad. En el mundo de hoy hay un amor por todo lo que es joven y bello, y un desamor por los viejos. Se cree que los viejos no sirven… Durante mucho tiempo, a los efectos de mi trabajo, a mí no me interesaba decir la edad, por esto que te estoy diciendo: porque la vejez estaba considerada como sinónimo de deterioro, y en el trabajo que yo hago me importaba que ese sinónimo de deterioro no fuera la valla para que yo acceda a trabajos. El estereotipo no lo cambio yo sola.

-Tiene 14 nietos, entre los suyos y los de Valenti. ¿Cómo comparte tiempo con ellos?

 -Jugamos, paseamos, hacemos comidas juntos, ellos comparten el proceso de cocinar juntos. Los fines de semana almorzamos juntos, sin celulares en la mesa. Tratamos de aconsejar a los más grandes, en conversaciones sobre la vida, los seguimos en sus actividades, a un nieto lo acompañamos en las copas que ganó en el básquetbol juvenil de Maldonado. También los acompañamos con sus problemas,y discutimos temas varios.

-¿Es feliz?

-Yo creo que sí, que soy feliz, aunque la felicidad es un término muy ambiguo. No se es feliz siempre, hay momentos de plenitud, de satisfacciones, y otros de tristezas. Pero estoy satisfecha con lo que he hecho, y soy coherente con lo que pienso.

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