Andrea Tuana, de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica, reclamó reforzar las campañas en liceos y servicios de salud en el interior del país.

La reiteración de femicidios en pequeñas localidades del interior del país requiere el reforzamiento de las campañas de concientización, consideró la activista Andrea Tuana, integrante de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual.

Los casos sucedidos recientemente en la zona rural de San Pedro, en Colonia y las localidades de Sarandí del Yi o Quebracho alertaron sobre la prevalencia de los casos de femicidio en zonas alejadas de las capitales departamentales.

Tuana señaló que en las localidades más pequeñas “es posible que la información no llegue de la misma manera que en la capital, además de que hay un arraigo cultural mucho más fuerte”.

Eso se suma, consideró, a que “las posibilidades de protección son menores”, ya que es más fácil que la víctima “se cruce” con el agresor en su vida cotidiana. Por ese motivo, las tobilleras electrónicas “no son una buena solución en pueblos chicos”.

En ese sentido, Tuana opinó que sería preciso una mayor presencia de campañas en contra de la violencia de género en esas localidades, fundamentalmente en liceos para “abordar la violencia en el noviazgo” y concientizar incluso a los estudiantes varones.

La integrante de la Red reclamó una mayor presencia también en los servicios de salud para que los profesionales tengan más herramientas para detectar casos de violencia de género.

Para la directora de Género del Ministerio del Interior, July Zabaleta, una de las explicaciones para el fenómeno está en “un efecto manija” que se ejerce en el entorno de los agresores y en las redes sociales.

La jerarca dijo a Montevideo Portal que “en las noticias sobre femicidios en las redes hay una carga de violencia impresionante hacia las víctimas”. Zabaleta identificó un fenómeno así tras el femicidio ocurrido en Quebracho, donde se generó “una justificación del accionar del homicida, luego de defenestrar a la víctima”.

“Hay que imaginarse lo que debe ser, para un hombre que está pasando por una situación en la que terminó con su pareja y está perdiendo el control, que lo que están a su alrededor lo estén arengando diciendo que está bien matarla porque ‘están de vivas, las leyes están para ellas y te quieren dejar sin nada'”, ilustró.

Eso puede verse agravado en colectividades pequeñas, en las que según Zabaleta “pesa más la apariencia y el qué dirán”.

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