“No parece que el verdadero problema es eliminar el Estado sino cómo mejoramos la eficiencia del Estado”, aseguró.

En su habitual columna radial en la emisora M24, José Mujica reflexionó sobre el rol actual y futuro del estado y las posturas liberales -y ultraliberales- que consideran que se rol debe tender a disminuir.

En ese sentido, el ex mandatario enfatizó “la importancia que (el Estado) tiene hacia el todo de la ciudadanía la función pública”, y que, lejos de buscar su desmantelamiento “la verdadera lucha hacia el futuro debiera ser por tener en la cosa pública a los mejores trabajadores de mi país”.

“La condición humana es muy veleidosa y fácilmente, si las condiciones lo permiten nos desviamos por codicia hacia los abusos”; dijo el líder emepepista. Y poner coto a esa tendencia “es uno de los papeles más cruciales que de una forma u otra tienden a cumplir los Estados”, porque “toda gran concentración económica es directa o indirectamente también un poder político, un peligroso poder político”.

Pese a ello, matizó que “los Estados reguladores también tienen sus defectos”, por la sencilla razón de que “los tienen los humanos que trabajan en y componen el Estado, y los que trabajan con el Estado, esa es la cuestión; no somos dioses”.

“No parece que el verdadero problema es eliminar el Estado sino cómo mejoramos la eficiencia del Estado, que es una cosa distinta”, subrayó.

“La verdadera discusión no es lo que plantean algunos ultraliberales sino cómo mejoramos la eficiencia del Estado; y debiera ser cómo formamos al trabajador público, qué estímulos establecemos para que se comprometa; qué premios, qué castigos y cómo se juzga lo uno y lo otro, y cómo los ciudadanos pueden, de alguna forma, ayudar, intervenir; porque la verdadera lucha hacia el futuro debiera ser por tener en la cosa pública a los mejores trabajadores de mi país, por la importancia que tiene hacia el todo de la ciudadanía la función pública, que no puede ni debe ser concebida con un criterio clientelístico, no puede ser tampoco un estímulo a la comodidad; debe ser, tal vez, el escalón más alto del compromiso porque (…) responde a las necesidades globales que tiene un pueblo”, finalizó el político.

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