Mundial de Rugby 2019

Con una campaña histórica y un proceso sostenido, la selección uruguaya debuta el miércoles 25 en el Mundial de Rugby de Japón ante Fiji con 100 uruguayos en la tribuna.

Es miércoles 11 en el Aeropuerto de Carrasco. La cita es a las 15 horas. Los 31 deportistas llevan pantalones beige y remera azul con la bandera de Uruguay en la espalda. Su ropa tiene grabada pequeños teros, esas aves que identifican a la selección de rugby uruguaya. Se los reconoce a lo lejos. Y no solo por la ropa, claro. Sus cuerpos, toscos y gruesos, están entrenados para el scrum y los try. Todos están emocionados. Unas semanas atrás, la psicóloga les había avisado que iban a sentirse como en una montaña rusa. Tuvieron despedidas -con sus clubes, sus amigos, sus familias- y reconocimientos oficiales. El Correo Uruguayo los homenajeó con un sello oficial. También jugaron varios partidos amistosos en “La tierra de Los Teros”, como le dicen al Estadio Charrúa. La preparación fue larga e intensa.

El Mundial empieza el viernes 20 (y se jugará hasta el sábado 2 de noviembre), pero el equipo técnico decidió que Los Teros llegarán unos días antes. El jet lag puede ser un problema y Esteban Meneses, el técnico que empezó un proceso de cambio hace cuatro años, quiere estar al 100%. El debut es el miércoles 25 en el Estadio Kamaishi Recovery ante Fiji. “Será una competencia difícil. Nos tocaron rivales fuertes, con historia, pero Los Teros llegan con la mejor preparación hasta ahora”, dice Pablo Ferrari, presidente de la Unión de Rugby del Uruguay (URU). Los Teros creen en el trabajo en equipo y saben que no es un camino fácil. Sin embargo, los viejos amantes del rugby se emocionan al ver el crecimiento de las nuevas generaciones de jugadores -en promedio tienen 25 años- que cruzan el océano con confianza. Lo hacen con su nombre dentro de los 20 mejores seleccionados del mundo.

Una carrera mundialista. Antes de pisar suelo japonés, Los Teros hicieron una campaña histórica. En 2018, el equipo no paró de alcanzar hitos como el bicampeonato en la Nation Cup con una victoria oficial ante Argentina XV y otra frente Fiji Warriors (su segundo seleccionado). Este año también le ganaron por cuarta vez consecutiva a Canadá y por primera vez a Estados Unidos. Así, se convirtieron en los vicecampeones de la América Rugby Championship. “Fue una importante campaña, nunca clasificamos de esta forma al Mundial”, dice Ferrari.

Los Teros Uruguay’s national rugby team captain Manuel Gaminara (C) rises the trophy to celebrate their win over Spain in the final of the World Rugby Nations Cup 2017 tournament at Charrua stadium in Montevideo, on June 18, 2017. (Photo by MIGUEL ROJO / AFP)

Los jugadores sienten ese empujón. Sus meses de preparación estuvieron marcados por largos entrenamientos, noches de concentración y viajes de preparación con amistosos en Europa y la región. Todos dicen que tienen un equipo sólido y un sentido de pertenencia fuerte. Tan fuerte que se escucha en la cancha cada vez que gritan el himno uruguayo y se emocionan -algunos hasta las lágrimas- con sus victorias.

En el último tiempo, incluso, una decena de teros se fueron a jugar a la Major League de Rugby en Estados Unidos. Es un hecho histórico: la URU, que hasta hace unos años no podía pagarle sueldos a su seleccionado, pasó a tener 15 deportistas jugando en el exterior y cinco contratados en Uruguay. El crecimiento fue sostenido. Durante la preparación también se sumó Rodrigo Capó Ortega, un rugbista estrella en Francia que tiene una larga carrera con el equipo Los Castres. “La verdad es que la situación del rugby en Uruguay cambió: se están haciendo las cosas bien”, dijo en entrevista con galería.
Capó había renunciado al seleccionado hace unos años por problemas con el equipo técnico, pero volvió para el partido por eliminatorias contra Canadá que se jugó en Vancouver. Los uruguayos ganaron 38-19 y clasificaron para el Mundial de Japón. “Fue un hecho histórico porque es la primera vez que llegamos con una preparación de más de un año. En los mundiales anteriores la preparación eran las eliminatorias. Ahora, tuvimos más tiempo para mejorar y todos, el equipo técnico, jugadores, la URU, trabajamos para llegar en estas condiciones”, cuenta Ferrari. Dos meses antes del Mundial, Capó anunció que no iba a estar en los partidos porque se está recuperando de una operación de hernia de disco. Pero su liderazgo, y los cambios del equipo, se notó.

Los entrenamientos se centraron en el Estadio Charrúa, que ya hace un tiempo se transformó en un centro de alto rendimiento. Tiene una cancha de rugby -que fue sede del Mundial de fútbol femenino Sub-17-, vestuarios y un gimnasio habilitado para practicar durante todo el año. El equipo de preparadores físicos estuvo encabezado por Guillermo Selves y Federico Izeta, además de Craig White, una leyenda galesa en el rugby. “Tratamos de generar una serie de hábitos en la nutrición, la higiene personal, el sueño. A veces establecemos premisas de trabajo para que aprendan por qué deben adoptar determinadas costumbres. Eso cambia la forma en la que procesan los entrenamientos, influye en su estilo de vida”, contaba hace unos meses Izeta a galería. Las prácticas fueron intensas y demandantes. Requerían de tiempo completo.

Un proceso, buenos resultados. Así como ocurrió en el fútbol con el liderazgo del Maestro Tabárez, el rugby hace unos años está encaminado en un proceso para profesionalizar el rendimiento del seleccionado. Además de medidas tomadas por la URU -como la centralización en el Estadio Charrúa-, el cambio se potenció con la aparición del técnico argentino Esteban Meneses, que condujo al equipo en los últimos años. (Ya anunció que se retirará luego de la Copa del Mundo).

El libro Los Teros. Una historia de sacrificio y orgullo uruguayo, escrito por Ignacio Chans, cuenta que la historia del rugby local estuvo teñida por conflictos políticos, disputas entre dirigentes, jugadores y clubes. Hace unas décadas no existía el concepto de proceso: el cuerpo técnico se nombraba para cumplir objetivos concretos con entrenamiento más amateurs. Sin embargo, Meneses impulsó un cambio en el equipo. Tras el paso de Pablo Lemoine, una figura esencial en la renovación de Los Teros y en el Mundial de 2015, este técnico llegó para fortalecer el juego del equipo con estrategias más arriesgadas y ofensivas. “Desde el principio, trazó una línea muy clara: no se podía avanzar sin profesionalismo. Sin que los jugadores dejaran de hacer malabares con su tiempo para entrenar, trabajar, estudiar y descansar. El techo estaba planteado, y había que romperlo”, dice Chans. También dejó clara su intención de clasificar al Mundial de Japón sin la agonía del repechaje. Y logró romper la costumbre del equipo.

Además de Meneses, y el cuerpo técnico, Los Teros pasaron a tener como referente al capitán Juan Gaminara, un jugador que llevaba cinco años en la selección. Garrafa, como le dicen sus amigos, debutó en 2010 y es el prototipo del jugador uruguayo. “Poco tamaño, pero mucha entrega, devoción por el tackle y por el trabajo duro en la defensa. Un pescador: uno de esos jugadores a los que la estatura los ayuda para ir al suelo y pescar pelotas”, describe Chans en su libro. El jugador se convirtió en un líder dentro de la cancha.

Lo mismo ocurrió con el subcapitán Alejandro Nieto, que se convirtió en un confidente y referente de los teros más jóvenes. “Mi hijo estuvo con él en el Champagnat, quería jugar con él y no solo jugó sino que lo acompañó. Lo siente como un hermano mayor”, dice meses más tarde un padre mientras le saca una fotografía a su hijo con Nieto. Esta admiración tiene un sentido. Al aparecer en Los Teros, hace ocho años, Lemoine empezó una estratégica transición para cambiar -y ampliar- el perfil de los jugadores de la selección uruguaya. Según relata Chans en su libro, el técnico creía que había chicos con potencial pero había que salir a buscarlos. Le parecía una buena idea enseñar el rugby en el interior del país y en centros que no fueran colegios privados (el principal impulsor del deporte). Así fue que con los años se empezó a potenciar la práctica de rugby en cárceles como el Comcar y Punta de Rieles. El rugby también se expandió en barrios marginales. “El rugby creció. En planes como Pelota al Medio a la Esperanza -un programa con el Ministerio del Interior- hay exjugadores de Los Teros usando el rugby como una herramienta rehabilitadora. Es un deporte disciplinado, que fomenta el trabajo en equipo”, dice Ferrari. Y el trabajo en equipo fue la clave del éxito de este proceso celeste.

Con la conducción de Meneses, el apoyo de Gaminara y jugadores como Nieto, el equipo se trazó objetivos para mejorar su rendimiento. Ya habían hecho un buen papel con Lemoine en el Mundial de 2015: tuvieron cuatro derrotas, con un saldo de 199 puntos en contra, pero nadie iba a buscar una victoria. La participación era suficiente para un seleccionado que entrenaba en peores condiciones que sus rivales, y que aún no era semiprofesional como lo es hoy. “Que no fuese como ahora, no quiere decir que no le metían: sentían la camiseta, estaban convencidos del equipo y pusieron todo. Dieron todo lo que podían dar”, recuerda Ferrari. Pero la preparación para el Mundial de Japón fue distinta.

Las generaciones de jugadores más jóvenes -con el impulso de Los Teritos- venían más preparadas, el equipo tenía al Estadio Charrúa a su disposición y querían mostrar que habían subido un escalón. El 2016 empezó con el objetivo de clasificar de forma directa. Lo hicieron. En 2018 querían sorprender en la Nations Cup. También lo hicieron. Y ahora, en setiembre de 2019, buscan hacer un buen papel en el Mundial de Japón. Aún faltan unos días para saber si lo lograrán, y aunque los rivales sean duros, Los Teros están confiados.

Cuatro partidos, un objetivo: conseguir una victoria. Al Mundial de Inglaterra, en 2015, Uruguay llegó con un equipo que tuvo una preparación amateur. Pero a esta Copa del Mundo en Japón llegan más frescos, entrenados y confiados. Son semiprofesionales. Ya subieron varios escalones al ganar partidos con rivales como Argentina XV y Estados Unidos, y se plantan en la cancha de igual a igual. Antes de subirse al avión para Japón, los jugadores dijeron en varias entrevistas que querían shockear al mundo.

El seleccionado, que llegó a Tokio el domingo pasado, se prepara en un enorme centro de entrenamientos lejos de la capital. Viajaron con el equipo técnico y preparadores físicos. También se llevaron unos 200 kilos de yerba, otros tantos de carne para hacer los clásicos asados y una parrilla móvil diseñada con los colores de la bandera uruguaya. “Son embajadores culturales de Uruguay. Viajan con nuestras costumbres. Van a hacer asados: algunos serán después de los partidos y con los familiares”, dice Ferrari. Así, dicen, estarán más contenidos.

Sin embargo, los partidos son duros. El primero es contra Fiji, un seleccionado que llegó a cuartos de final en un Mundial, y que tiene jugadores profesionales. Una situación similar se repite con Georgia, un equipo con rugbistas que están en las mejores ligas del mundo. “Estamos con muchas ganas de dar la sorpresa y jugarles de igual a igual. Uruguay está para shockear al mundo”, contó al diario El País el capitán, Juan Gaminara. Pero lo cierto es que solo clasifican dos equipos y en su grupo también están Gales y Australia, dos del top 5 del rugby. Los partidos se podrán ver por Canal 10.

A unos pocos días del Mundial, Diego Ormaechea hizo historia al convertirse en el primer uruguayo en ingresar al Salón de la Fama de la World Rugby. Será el miembro número 148 de un selecto grupo de leyendas unido por su disciplina, pasión y solidaridad. El excapitán y entrenador de Los Teros, que también es considerado como el mejor jugador de la historia, ya tenía pensado viajar a Japón para ver a sus hijos, Agustín y Juan Diego, desde las gradas. Ahora, también será el protagonista de un evento histórico.

 

EL EQUIPO

Forwards
Facundo Gattás
Joaquín Jaunsolo
Mateo Sanguinetti
Germán Kessler
Guillermo Pujadas
Diego Arbelo
Juan Echeverría
Juan Pedro Rombys
Ignacio Dotti
Franco Lamanna
Manuel Leindekar
Diego Magno
Manuel Ardao
Santiago Civetta
Manuel Diana
Juan Manuel Gaminara
Alejandro Nieto
Juan Diego Ormaechea

Backs
Santiago Arata
Agustín Ormaechea
Felipe Berchesi
Felipe Etcheverry
Agustín della Corte
Andrés Vilaseca
Juan Manuel Cat
Tomás Inciarte
Federico Favaro
Nicolás Freitas
Leandro Leivas
Gastón Mieres
Rodrigo Silva

ZAPATOS, CHARLAS Y PALABRAS: BUENOS MODALES JAPONESES

Este Mundial será un desafío y no solo para los jugadores, que recibieron algunas indicaciones sobre modales japoneses. Es que la copa se disputará en un país con una cultura un tanto distinta a la latinoamericana. Los viajeros uruguayos -alrededor de 100- tendrían que tomar nota de estos cinco modales asiáticos.

La reverencia: Los japoneses no saludan con la mano ni con un beso en la mejilla. Se inclinan los unos frente a los otros. Al hacer un arco profundo y largo se muestra respeto, y una pequeña reverencia es más informal. También se utilizan las inclinaciones para disculparse, hacer una solicitud o pedir un favor. Los japoneses saben que los extranjeros no están acostumbrados a seguir estos modales, y no suelen malinterpretar un saludo. Pero es importante saber cómo es el código.

Los regalos: El acto de regalar es una parte convencional de la cultura japonesa. Se suelen dar para agradecer, como una forma de bienvenida o en un evento especial. Cómo está envuelto es fundamental: al menos se tiene que entregar en una bolsa. Por lo general, sin embargo, se evitan los regalos en grupos de cuatro porque se considera que es un número desafortunado para la superstición local. La palabra “cuatro”, de hecho, se pronuncia como la palabra “muerte”.
El calzado: Los japoneses no usan zapatos en las casas de otros ni en el suelo de tatami japonés. También suelen quitarse el calzado en los restaurantes y hasta en los hoteles. Siempre hay un lugar para dejarlos.
Conversaciones: Los japoneses no tienen charlas públicas fuertes en sus celulares. Tampoco acostumbran a hablar por teléfono en las tiendas ni en el tren.
Turismo: Al salir a tomar algo, ya sea en un boliche o un restaurante, se considera grosero beber antes de los aplausos. Se recomienda hablar despacio y ser paciente en inglés. También es importante aprender palabras básicas en japonés como “sí” -que se dice hai-, “no” -Iie-, “gracias” -arigato- y “lo siento” -gomen nasai.

DEPORTE Y TURISMO

El debut uruguayo será el miércoles 25 contra Fiji en el Kamaishi Recovery Memorial Stadium, ubicado en la pequeña prefectura de Iwate, sobre la isla Honshu en Japón. Es una locación estratégica. En 2001, la ciudad de Kamaishi quedó devastada por un terremoto y tsunami que causó más de mil muertes. Tres años después, el gobierno municipal anunció su intención de formar parte de la organización de la Copa Mundial de Rugby con la construcción de un nuevo estadio. Así, se buscaba recuperar un área que había quedado destruida. El estadio está ubicado en el antiguo sitio de escuelas desaparecidas y tuvo un costo de 3.000 millones de yenes (27.747.000 dólares). La ciudad no tiene grandes atractivos, pero está a poco más de cuatro horas de Tokio. Es la oportunidad perfecta para conocer sitios de interés de la capital como el templo Sensoji y el santuario Meiji, así como el monte Fuji -el pico más alto de Japón-, y los barrios Harajuku, un punto de encuentro del universo freak, o el histórico Asakusa.
El segundo partido de Uruguay será el domingo 29 ante Georgia en el Kumagaya Athletic Stadium, un estadio de atletismo pequeño y con una arena multiuso. El complejo está en Kumagaya, una de las ciudades administrativas y de negocios más grandes de Japón. De paseo, se puede visitar el antiguo templo budista Menuma Shodanzan Kanjiin y el colorido Nogoji Temple. La ciudad está a poco más de una hora de Tokio.

El tercer partido es el sábado 5 de octubre contra Australia en el Oita Stadium. La ciudad, que lleva el mismo nombre, queda a unas 13 horas de Tokio. Pero es una excusa perfecta para parar a medio camino en localidades como Osaka -conocida por la belleza natural de sus paisajes y sus templos- e Hiroshima. A esta ciudad, que quedó destruida por la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial, salen excursiones diarias. Se puede visitar el museo, ver los daños del conflicto bélico y conocer parte de la historia universal reciente.

El último partido de Los Teros -si no pasan la primera fase- será contra Gales el domingo 13 de octubre en el estadio Kumamoto. En esta ciudad se puede conocer el castillo Kumamoto y el Hosokawa Gyobu-tei, la antigua residencia del clan Hosokawa. También se recomienda visitar el santuario Kato Shirne.

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