La invitación estaba dirigida a los “viejos amigos del barrio” y la cita programada para las 19:30 de este martes en la calle Ejido esquina La Cumparsita. La promesa era escuchar al ex presidente Julio María Sanguientti. Y cuando llegó, un centenar de personas su puso de pie para ovacionarlo con aplausos y gritos de ánimo.

“Este país de paz y convivencia va pasando a ser un Uruguay violento”, exclamó el Sanguinetti en el acto, al tiempo que ubicó al delito como el único protagonista de la sociedad actual. “No podemos renunciar a que este país se nos vaya de las manos y termine en un estado fallido”. En la entrevista, Layera había comparado la situación de El Salvador y Guatemala con un posible futuro de Uruguay.

A la salida del acto,Sanguinetti dejó caer su deseo de volver al Palacio Legislativo, sobre todo, dijo, porque las ideas batllistas “deben” tener representación. “No descarto ser candidato a un cargo parlamentario, ya veremos cómo crecemos y qué convocatoria tenemos, pero las ideas del batllismo deben estar en el Parlamento”, apuntó.

Pasada la hora 20, el ex mandatario cerró la oratoria asegurando que él se debe a la patria. De nuevo, la audiencia se levantó como al comienzo. Una cuerda de tambores lo esperaba para cerrar el acto. Se calzó el repique al hombro y le dio unos golpes a las lonjas, mientras jóvenes militantes se arrimaban a saludarlo.

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