Los amantes de la informática clásica invitan a una divertida y didáctica movida. La cita es este sábado en un sitio privilegiado.

A mediados del año 2019, la Hermandad del Spectrum hacía su primera aparición pública. Integrado por coleccionistas, programadores y aficionados a las computadoras del siglo pasado, el grupo tiene como cometido documentar la historia, la cultura y los conocimientos de la informática clásica en Uruguay, y preservar las tecnologías globales y locales de la época.

Este fin de semana, los miembros de La Hermandad del Spectrum vuelven a las andadas, pero en esta ocasión no los convocará la antigua computadora que les da nombre, sino otro icónico aparato ochentero: la Commodore 64.

Para los amantes de los equipos informáticos retro, la Commodore 64 es una suerte de Santo Grial: no solo es una de las máquinas pioneras de la computación a escala doméstica, sino que goza de un récord envidiado por los monstruos actuales del rubro.

“Es la computadora más vendida de todos los tiempos”, explica a nuestros colegas de Montevideo Portal el programador Antonio Vázquez, organizador del 4º encuentro de aficionados a la informática clásica en Uruguay, evento que se llevará a cabo este sábado 22 de abril en el castillo Idiarte Borda (Lezica), con entrada libre y gratuita.

Vázquez explica que, así como la Spectrum surgió en Reino Unido y extendió su dominio desde Europa, la Commodore nació en Estados Unidos y pronto se convirtió en una de las computadoras más preciadas de los años 80.

Y si bien el aparato cumplió años “oficialmente” en agosto de 2022, la Hermandad del Spectrum lo celebra ahora porque sus encuentros son anuales y se producen en el primer semestre.

Un Da Vinci de la computación

Entre los ordenadores clásicos que se exhibirán en el encuentro, Vázquez destaca una Commodore PET que llegó a la muestra de un modo un tanto azaroso.

El programador explica que el modelo PET surgió en 1977, año que fue clave para el punk rock, pero también para la informática. Fue entonces cuando surgieron de manera simultánea los tres primeros ordenadores personales, precursores de una catarata de marcas y modelos que se desataría en los años siguientes.

El organizador relata que recientemente se trasladó hasta un museo temático en la localidad bonaerense de Bahía Blanca, donde cuentan con una de tales reliquias. Pese a sus gestiones, no consiguió que le prestaran la pieza.

Sin embargo, la providencia electrónica actuó de manera inesperada. “En el formulario de inscripción para el evento se presentó una persona que tenía una y se ofreció a prestarla. Hasta ese momento yo no tenía idea de que hubiera una PET en Uruguay”, refiere.

Computadora Commodore PET que se exhibirá en el evento

Computadora Commodore PET que se exhibirá en el evento

Gracias a ese inesperado aporte, el sábado estará reunida la “Santísima Trinidad“ del año 77: la ya mencionada PET, la Apple II y la Tandy Radio Shack Z-80.

En cuanto a la Commodore 64, recuerda que si bien no era una computadora barata en Uruguay —unos 400 dólares a mediados de la década de 1980— gozó de cierta popularidad, quizá no tanto en los hogares sino “en colegios privados o instituciones similares”.  Además, en el evento no faltarán “un par de máquinas más, también estadounidenses, y que fueron populares acá: las Atari y las Adam”.

Para todos los gustos

Además de ver algunas de las computadoras clásicas más icónicas de la historia, los visitantes también podrán usar algunas de ellas.

Porque al igual que en ediciones anteriores del encuentro, habrá competencias de videojuegos. “Habrá torneos para niños y para adultos, y ambas categorías tendrán premio”, subraya Vázquez.

La celebración contará también con música en vivo, gracias a la homenajeada Commodore 64. Según recuerda Vázquez, uno de los elementos destacados de esta computadora era “un muy buen chip de sonido”, algo que la puso en el foco de músicos y productores musicales. Asimismo, los forofos del mundo de los 8 bits podrán disfrutar de interesantes exposiciones a cargo de coleccionistas y expertos.

Un reparo y muchas reparaciones

Para los poseedores de computadoras del siglo pasado, el mantenimiento y la reparación de tales aparatos es un elemento crucial. En las primeras ediciones de su encuentro, la Hermandad del Spectrum ofrecía un servicio de “reparaciones en el acto” y en vivo, capaz de sonrojar al más veloz de los zapateros remendones. Sin embargo, este servicio se dejó de lado porque —sostiene Vázquez— esto producía una situación injusta: los reparadores se pasaban todo el día en la mesa de trabajo y se perdían el evento.

Pese a ello, quienes estén interesados en reparar o mantener sus equipos podrán aprovechar la ocasión para dialogar con los técnicos y quedar en contacto con ellos.

Así las cosas, si bien los manitas de la informática se tomarán un descanso, el testigo de los arreglos veloces pasará al Club de Reparadores x Uruguay, organización sin fines de lucro que organiza encuentros itinerantes de reparación colectiva en todo el país.

De este modo, procuran promover la reparación como estrategia para el consumo responsable y práctica de la sustentabilidad, partiendo de la base de que alargar la vida de los objetos evita que se conviertan en residuos.

“Reparamos cualquier artefacto eléctrico salvo electrodomésticos grandes, como lavarropas, heladera, etcétera”, explican desde el club, que tampoco arregla “computadoras o celulares”.

En contrapartida, sí meten mano en labores de costura con “cualquier cosa que necesite reparación”, aunque aclaran que no hacen dobladillos.

La lista de elementos que reparan en vivo incluye libros, cuadernos, libretas y papel en general para restaurar, máquinas de coser, juguetes, elementos de bazar y hogar, siempre y cuando no se trate de trabajos de carpintería.

También se animan con el rubro del calzado, aunque sea de forma experimental. “No tenemos reparador específico, pero podemos darnos maña”, detallan.

No te lo podés perder

A todo lo antedicho, la propuesta suma una feria artesanal y una variada oferta gastronómica.

Y por si fuera poco, el encuentro ofrece el disfrute añadido de visitar un castillo construido a fines del siglo XIX, muy atractivo desde el punto de vista arquitectónico y que es tan perfecto que incluso está encantado. Tan encantado como sin duda quedarás al visitarlo.