El video que muestra a los aparatos en acción generó reacciones de admiración.

Desde lanzar bombas a repartir paquetes, los drones cada vez acumulan más usos. Se emplean para filmar, fumigar y también para trasladar leche, sangre o insumos médicos.

También, en tiempos recientes, varios países han trabajado en drones bomberos, y China es uno de los más adelantados.

En las últimas horas, un video que muestra a estos aparatos en una prueba de extinción de incendios se hizo viral, esto sucedió gracias a que el conocido politólogo estadounidense Ian Bremmer recogió un video publicado recientemente por una cuenta china de turismo.

En la filmación, se ve a drones de la empresa china Ehang en acción combatiendo el fuego. El video en cuestión no tiene fecha de registro, pero la empresa en mencionada lleva varios años ensayando estos aparatos, y ya había publicado otras grabaciones.

El modelo 216F de Ehang, que ya fue homologado por el Gobierno chino, usa una cámara láser para fijar como objetivo el lugar donde ha de lanzar la espuma. Siguiendo la trayectoria de ese láser, dispara una especie de proyectil que sirve para romper el cristal de la ventana elegida (cuenta con hasta seis tubos proyectores que van situados en su techo), seguido de unas bombas de extinción para finalmente proyectar a presión la espuma ignífuga que acabará con el fuego.

Todo esto puede llevarlo a cabo fácilmente gracias a sus ocho rotores que le dotan de una elevada estabilidad en vuelo y permiten que los lanzamientos sean altamente precisos, según informara oportunamente Nius Diario.

El aparato cuenta con una versión totalmente autónoma, como la que se ve en el video, y otra tripulada, que sería en rigor una suerte de mini helicóptero.

Puede volar a velocidades de 130 km/h, al menos su versión de pasajeros, lo que no hace más que enmarcar su carácter como un elemento de lucha antiincendios de respuesta rápida. La idea es utilizarlo para mitigar o eliminar incendios que se encuentren en sus etapas iniciales, evitando que el fuego se expanda haciéndose imposible o muy difícil de controlar. Una respuesta que dado el aumento de la densidad de las ciudades y de su tráfico cada día se complica más.